El Tuero es una tradición centenaria, que hunde sus raíces en la Edad Media, y se ha transmitido de padres a hijos, donde los protagonistas son los quintos y las quintas. Como toda tradición ha evolucionado y se ha adaptado.
Por una parte, con un respeto absoluto al medio ambiente, la encina seleccionada es apta para cortarse, y el corte se complementa con la siembra de encinas en terrenos municipales.
Por otra parte, antes la selección, arranque, traída y quema correspondía a los varones que se incorporaban al servicio militar (los quintos), pero con la desaparición del servicio militar la mujer también se incorporó a esta tradición.
La tradición del Tuero tiene tres momentos:
El corte, que tiene lugar en julio, previamente los quintos y quintas han seleccionado la encina con el tronco mayor posible.
La traída a la plaza mayor el 15 de agosto. Uno de los momentos más llamativo, todo el pueblo espera la llegada y los quintos y quintas con la colaboración de padres, familiares y amigos “tienden” el Tuero en la plaza.
La quema, el 24 de diciembre Nochebuena, el momento más emotivo. Los quintos y quintas, y todos
los vecinos y vecinas comparten el tiempo alrededor del fuego.
Esta tradición y sus tres momentos es una seña de identidad y símbolo de Aldea del Cano, por las profundas raíces en las personas y en la vida local. La raigambre del Tuero es tal, que incluso aquellos que residen fuera de la localidad hace décadas mantienen viva la tradición. Sus hijos, hijas, nietos y nietas también son quintos o quintas y viven intensamente esta costumbre.
A turistas y aldean@s que vuelven a su pueblo y su comarca estos días, les animamos a visitar y revivir con los más pequeños más tradición en el Museo Municipal del Tuero, que recrea en sus distintas salas 25 profesiones antiguas como la barbería, la botica con su sala de curas, la imprenta, horno del pan y queso, fragua, carpintería, taller de costura o colmado, entre otras, todo ello fruto del coleccionista y responsables de este museo, Emilio Mariño.