Los Tableros y La Danza del Chicurrichi vuelven a protagonizar las Fiestas Patronales de San Mateo 2024 de Torre de Santa María.
Un año más, la Fiesta de Los Tableros y la Danza del Chicurrichi es candidata a ser declarada Fiesta de Interés Turístico Regional. Desde la corporación municipal esperan contar con ello en esta ocasión, y por ello, han preparado un programa de San Mateo lleno de actividades para todas las edades, con el fin de que cada persona encuentre un espacio para disfrutar. Desde actividades lúdicas y deportivas, que comenzaron ya el sábado 14 de septiembre, hasta eventos religiosos, pasando por las tradiciones, estas fiestas son una muestra del espíritu solidario y festivo que caracteriza a este pueblo.
En relación a las actividades tradicionales que caracterizan a la Fiesta de Los Tableros, éstas comenzarán en esta tarde de viernes 20 de septiembre. A las 17:00 horas será la apertura de la Exposición fotográfica de la fiesta de Los Tableros, en la Casa de Cultura, en horario de 17:00 a 19:00 horas. A las 21:00 horas se celebrará un ensayo general de Los Tableros en la Plaza de España.
El Sábado, 21 de septiembre las actividades comenzarán a las 12:00 horas con la celebración de la Santa Misa y Procesión con acompañamiento musical, en honor al Patrón San Mateo. Será a las 17:00 horas cuando de nuevo, como cada año, llene las calles de música y color el Pasacalles de “Los Tableros”, con salida desde la Casa de Cultura y Danza del “Chicurrichi” en la Plaza. Al finalizar, habrá degustación de dulces típicos hasta agotar existencias.
En paralelo, también comenzará a las 17:00 horas, en la Plaza de España, un Taller de elaboración de flores y rodillas. Y de nuevo podrá visitarse la Exposición fotográfica de la fiesta de Los Tableros, en la Casa de Cultura, en horario de 17:00 a 19:00 horas.
El peso de la tradición merece un reconocimiento oficial
Los Tableros de San Mateo en Torre de Santa María, los Tableros de la Virgen del Rosario en Valdefuentes y las Tablas de los Quintos en Albalá en Nochebuena y Navidad. Una fiesta, tres lugares para estas celebraciones que tienen lugar en estos tres pueblos de la comarca Sierra de Montánchez y Tamuja.
Es indudable que estas fiestas de ofertorios tienen un origen común aunque éste no se puede precisar, En Torre de Santa María la fiesta se ha mantenido en el tiempo sin interrupciones apenas y se conservan quizás los aspectos más sencillos y tradicionales de la celebración y de la danza. La fotografía más antigua que se conoce está fechada hacia 1918.
Fiestas como esta de los Tableros de San Mateo constituyen un punto de afirmación de la identidad y de conformación de los sentimientos de pertenencia a un lugar y a una tierra. Todos los torregueños y torregueñas, residentes y emigrantes, tienen en su calendario anual reservado el 21 de septiembre. Una fecha equinocial, de cambio de estación, en la que, en otros tiempos, ya habían acabado las cosechas, y se estaba a pocos de días de llegar a San Miguel, comienzo del año agrícola y de los contratos de las tierras. Faltaba tiempo además para iniciar la sementera en el mes siguiente, por San Pedro de Alcántara. Era, por tanto, una fecha propicia para dar gracias por la cosecha obtenida, ofrendar simbólicamente los productos de la tierra al patrón de la localidad y pedir por una buena cosecha en la siguiente campaña.
La secuencia de la fiesta, en lo esencial, conserva sus características: misa solemne con sermón, procesión de la sagrada imagen, madrinas con sus mantillas y tejas, danzadores, desfile, ofertorio y danza.
los tableros son las antiguas tablas con las que se llevaban los panes y dulces para hornear en la tahona. A partir de esa función cotidiana, los tableros evolucionaron engalanándose para su transformación en portadores de ofrendas para el santo correspondiente, en este caso, San Mateo.
Una vez acabado, se coloca sobre una mesa, previamente cubierta con un paño tejido en el telar tradicional llamado carpeta. El tablero, cubierto por otra carpeta, se adorna con paños bordados y rematados con encajes de bolillos o flecos. Una estructura de varas de mimbre en arco sobre los tres pares de panes que sirven de base permite componer todo el conjunto formado por esos seis panes, dulces, roscas de aire, flores de papel, banderolas caladas sobre varas de gamonitos, estandartes identificativos bordados con el nombre y año de la tablera. Toda la estructura se completa con ramas de chumbarba o rusco que le da relleno y volumen. En el frontal un vistoso lazo y una rosca.
La indumentaria de las jóvenes madrinas y tableras es la tradicional de las mujeres de la zona: enaguas y pololos blancos, medias blancas caladas, zapatos negros, refajo de varios colores y con bordados, faltriquera, mandil y jubón negro también con bordados de color y con remate de encaje. Todo adornado con los conocidos aderezos de pasadores, pendientes, collares y colgantes, elaborados con filigrana de oro o plata. Hay que añadirle la rodilla para colocar en la cabeza, y que suele ser de colores a juego con el refajo.
La de los hombres consta de zapatillas de suela de esparto con cintas para atar a la pierna, medias blancas, calzón negro con borlones rojos a la altura de las rodillas, camisa blanca, chalecos antiguos, fojas rojas con flecos, pañuelo al cuello con lazo delante y otro en la frente anudado al lado izquierdo. Como adorno llevan también un puro bordado, prendido al lado izquierdo del chaleco. Para la danza se acompañan de castañuelas con adornos de madroños y cintas.
El director de la danza es un danzador más que se caracteriza por marcar todos los movimientos y evoluciones del grupo a golpe de pandero. Este instrumento se adorna con madroños y cintas multicolores. En su mano derecha una maza, también adornada, para golpear el pandero. Le acompaña otro danzador que interpreta la melodía con una flauta de ocho agujeros.
En la tarde del 21, tras los actos de misa y procesión de la mañana, se va recogiendo a las tableras en sus casas para, todos juntos, tableras y danzaores, dirigirse hacia la Casa de Cultura, donde permanecen expuestos los tableros. Los porteadores los sacan a la calle y los colocan sobre pequeñas mesas adornadas con sus carpetas. Al lado se coloca la tablera y su danzaor detrás, dispuestos para que, a una orden, del director de la danza se coloquen los tableros sobre la cabeza de las jóvenes, protegidas con una rodilla. Cuando están todas preparadas, comienza el desfile hacia la iglesia y se va haciendo el paso con la flauta y el tambor.
Llegado el desfile a la plaza, se produce la descarga de los tableros, todas a la vez, sobre las mesas preparadas al efecto. Comienza la danza del Chicurrichi, las tableras, quietas, junto a su tablero y los danzaores a su alrededor con un ritmo que va in crescendo. Luego también acompañarán las tableras en una danza conjunta. Y, por último, se lleva a cabo la subasta de tableros y dulces a través de El ofertorio.
Fuente: Blog en el arandel